Zidane se movía con la prestancia de un torero. Cada gesto suyo era pura maestría y sofisticación técnica, él orquestaba el juego con inspiración divina. Sus pases eran una obra de arte, como pinceladas https://tomassmki430144.nizarblog.com/38851952/consecuencias-deportivas-del-cabezazo-de-zidane